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Si algo resulta imprescindible para vivir, sean o no tiempo revueltos, es un poco de poesía. La poesía está por todas partes. Visual, auditiva, sensorial, emocional. No tiene límites, acepta cualquier formato, incluso un spot publicitario puede estar lleno de poesía.
Hoy quería repasar la obra de uno de mis poetas favoritos, Mario Benedetti, un autor pequeño, sencillo y callado al que tuve oportunidad de escuchar recitando algunos de sus poemas en 1997, con ocasión de su investidura como Doctor Honoris Causa por la Universidad de Alicante. Llamaba la atención su forma de mirar, su sensibilidad y su humildad. Parecía frágil, cómo esas personas a las que un soplo de viento puede romper, pero que esconden una fortaleza interior y una autenticidad que se percibe al instante.
