Esta es la historia de Antonio Castro Fernández, un hombre corriente de cuarenta y tantos años que vive la Barcelona de la década de los ochenta. Se dedica a beberse y fumarse la vida mientras intenta ahuyentar la pesadumbre que lo invade. Es más bueno que el pan y está más solo que la una. Suele tener muy mala suerte. Todo el mundo le llama Sinatra porque se parece a Sinatra.