Llevo unos días dando vueltas al manido concepto de la zona de confort y estoy llegando a mis conclusiones. Veo que de nuevo están en juego los valores que forman nuestra evolución como personas; la cabal necesidad de seguridad, frente a la irrazonable osadía de nuestro espíritu emprendedor; el equilibrio placentero del control que anuncia nuestra mortalidad, frente al necesario caos, fuente de nuestro renacer más versátil. A cual más adictivo.
Fuera de la zona de confort es donde tenemos las mayores oportunidades de aprendizaje, es por ello que hemos de saber superar las resistencias que nos mantienen atados a nuestra zona de confort para poder expandir nuestros límites.